lunes, 17 de septiembre de 2012

Importancia de una buena alimentacion en la adolescencia


La adolescencia es una etapa de la vida marcada por importantes cambios emocionales, sociales y fisiológicos. Sobre estos últimos la alimentación cobra una especial importancia debido a que los requerimientos nutricionales, para hacer frente a estos cambios, son muy elevados y es necesario asegurar un adecuado aporte de energía y nutrientes para evitar situaciones carenciales que puedan ocasionar alteraciones y trastornos de la salud.

Se debe hacer frente a la alimentación del adolescente conociendo los requerimientos nutricionales, sabiendo elegir los alimentos que garantizan una dieta suficiente en energía y nutrientes, organizando y estructurando las comidas a lo largo del día. Por último es importante conocer aquellas situaciones que pueden afectar a los adolescentes y en las que se debe llevar a cabo alguna modificación de la dieta

¿Porque es necesario una buena alimentacion?

Las necesidades nutricionales de los adolescentes vienen marcadas por los procesos de maduración sexual, aumento de talla y aumento de peso, característicos de esta etapa de la vida. Estos procesos requieren una elevada cantidad de energía y nutrientes, hay que tener en cuenta que en esta etapa el niño gana aproximadamente el 20% de la talla que va a tener como adulto y el 50% del peso. Estos incrementos se corresponden con aumento de masa muscular, y masa ósea. Toda esta situación se ve directamente afectada por la alimentación que debe estar dirigida y diseñada para cubrir el gasto que se origina.
Realizar una alimentación equilibrada con variedad de alimentos para lograr cubrir todas las demandas de nutrientes aumentadas en esta etapa.

    Fraccionar la alimentación en 5 ingestas para asegurar el aporte nutricional necesario para el crecimiento y maduración

    Se recomienda una correcta distribución calórica de la dieta siendo: 12-15 % de la energía total en forma de proteínas, 50-60 % de la energía total en forma de hidratos de carbono y el 30-35% en forma de grasas.

    No saltarse nunca el desayuno y realizarlo completo. Se recomienda una ración de lácteos (yogur o queso o leche), un farináceo (pan o cereales de desayuno o galletas simples) y fruta (una pieza entera o en forma de zumo natural).

    Evitar el picotear entre horas para prevenir el exceso de calorías vacías (sin valor nutritivo).

    Consumir a diario farináceos y combinarlos con su forma integral (pan, arroz, patata, pasta, legumbres).

    Consumir a diario verdura y ensaladas como plato principal o acompañamiento.

    Introducir proteínas de alto valor biológico en su alimentación diaria (pescado, carne o huevo).

    Moderar el consumo de bebidas azucaradas (refrescos, zumos envasados,..) y promover el agua, los zumos naturales o los batidos de leche con fruta.

    No abusar de los platos precocinados o comidas rápidas por su exceso en grasas y calorías.

    Promover la práctica diaria de ejercicio físico.




FUENTES: Mapfre y Saludalia.com

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